La nefropatía diabética
(ND) constituye uno de los retos con los que se encuentra el nefrólogo
en la práctica clínica diaria. Su frecuencia va en aumento,
siendo una de las causas más importantes de inicio de tratamiento
sustitutivo renal (TSR), no ya solo en USA, donde el porcentaje de pacientes
diabéticos supone un 35% del total de pacientes en TRS, sino en nuestro
medio. En los últimos datos del Comité de Registro de la Sociedad Española de Nefrología, (Valencia, Octubre 1999), se refiere una incidencia anual de pacientes diabéticos con IRCT del 20% sobre el total de pacientes que iniciaron ese a-o tratamiento renal sustitutivo. Y ello teniendo en cuenta que algunas comunidades autónomas españolas se sitúan en tasas del 35% anual, como Canarias. Esta patología hace emplear al nefrólogo una parte importante de su actividad médica en la atención al paciente con nefropatía diabética. Hace algunos años el paciente diabético afecto de nefropatía llegaba a nuestro control en una fase muy avanzada de la enfermedad renal, cuando la angiopatía estaba ya, a veces, en fase irreversible. Desde el final de la década de los setenta, en diversos hospitales españoles se iniciaron experiencias conjuntas de endocrinólogos y nefrólogos para concienciar al médico generalista de las áreas básicas y a los especialistas endocrinólogos y diabetólogos, tanto del área extrahospitalaria como dentro del propio hospital, de la necesidad de captar a estos pacientes en las fases más precoces de la ND, cuando comienza a detectarse la microalbuminuria. |
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